Sentido común y aprender a utilizar las redes sociales e internet son las claves
El ciberacoso o ciberbullying es una realidad desgraciadamente más común en las aulas. Las redes sociales y los nuevos dispositivos móviles tienen múltiples ventajas, pero también son una falla fácil para los ataques, las amenazas y las coacciones entre menores gracias a su supuesta invisibilidad e incluso anonimato.
1.- No compartir datos personales ni fotos íntimas con conocidos ni desconocidos.
2.- Es aburrido para todos, pero no por ello menos útil. Dedícale un tiempo a analizar los ajustes de privacidad de las cuentas y que solo sea visible la información que realmente quieres.
3.- No les prohíbas el uso del ordenador, el móvil o internet. Es mejor hablar con ellos sobre su uso positivo y beneficios así como sobre cuáles son sus riesgos y peligros. La comunicación y la confianza siempre son las mejores armas.
4.- Utiliza programas de control parental o coloca el ordenador en una zona común de la casa. También es interesante marcar horarios de uso de internet y los dispositivos móviles.
5.- No hagas en el mundo online lo que no harías en el offline, es decir no envíes fotos comprometidas ni distribuyas a la ligera tus datos personales.
6.- Conciénciales de que hay que contar hasta 10 antes de contestar. Ante un mensaje preocupante o intimidatorio siempre es mejor no contestar.
7.- Si el contenido es dañino, es importante que sepan que pueden hablar con sus padres y ponerse en contacto con los administradores de las páginas webs o redes sociales para denunciar y pedir que los eliminen.
8.- Ante cualquier duda de acoso, el mensaje más claro para los jóvenes es que acudan directamente a sus padres y profesores.
9.- La máxima más importante: si te acosan, denuncia. Y si acosan a otro y lo estás viendo, hazlo también y apóyale.
10.- No borres las pruebas, pueden ser muy útiles para una denuncia
IDEAL 17/11
La AEPD presenta la serie "TÚ CONTROLAS INTERNET ", contra el ciberacoso, el grooming, sexting o dependencia tecnológica vídeos muy interesantes de nuestro paso por internet.
La finalidad de estos vídeos es que sean utilizados como herramienta para fomentar la educación digital de los menores, contribuyendo a evitar que puedan verse involucrados en situaciones de riesgo que, en ocasiones, producen un daño difícil de reparar debido al efecto multiplicador de redes sociales o mensajería instantánea.
La guía ‘Protección de datos en centros educativos’ surge de la necesidad de dar respuesta a las dudas más habituales que plantean ante el Canal Joven de la Agencia tanto centros docentes como profesores, AMPAs o las propias familias, sumando además las aportaciones de la comunidad educativa. El resultado es una guía práctica que, además de los conceptos y principios básicos sobre protección de datos, incluye la respuesta directa a más de 80 preguntas, muchas de ellas relacionadas con la expansión de las nuevas tecnologías. ¿Puede un centro educativo acceder al contenido de dispositivos electrónicos de los alumnos?, ¿pueden los profesores crear grupos con alumnos utilizando aplicaciones de mensajería instantánea?, o ¿pueden publicarse en la web del centro fotografías o vídeos de los alumnos? son algunas de las cuestiones recogidas en el documento.
La guía incluye además un Decálogo simplificado con los aspectos más relevantes para realizar un uso adecuado de los datos personales en los centros educativos así como una sección específica de los cambios que producirá la aplicación del nuevo Reglamento General de Protección de Datos el 25 de mayo de 2018.
El tercer proyecto que ha presentado la Agencia es el taller para familias ‘Los menores y su cibermundo’, conducido por el experto Ángel-Pablo Avilés, autor de El blog de Angelucho. El taller, que incluye orientaciones y pautas, está compuesto por nueve vídeos de entre dos y diez minutos de duración en los que se abordan temas de interés para los padres a la hora acompañar a sus hijos en su relación con las nuevas tecnologías. El funcionamiento de las aplicaciones más utilizadas por los jóvenes y los riesgos más comunes asociadas a las mismas son algunos de los contenidos tratados. De hecho, según datos del CIS, un 36,6% considera que el riesgo más habitual al que se exponen los menores es la difusión de fotos o vídeos comprometidos, seguido de dar a conocer demasiada información sobre ellos mismos a gente que no conoce (24,3%).
miércoles, 18 de octubre de 2017
SYMBALOO DEL EQUIPO TÉCNICO DE GRANADA CON RECURSOS PARA LA ACCIÓN TUTORIAL
El síndrome de Down es una anomalía en la que un exceso del material genético provoca alteraciones en el aspecto y desarrollo del niño, cursando frecuentemente con deficiencia mental. Afecta a uno de cada 800 bebés nacidos.
Los síntomas del síndrome de Down pueden variar ampliamente de un niño a otro. Mientras que algunos niños con síndrome de Down necesitan muchas atenciones médicas, otros llevan vidas muy sanas e independientes.
A pesar de que el síndrome de Down no se puede prevenir, se puede detectar antes del nacimiento. Los problemas de salud que se pueden asociar a este síndrome tienen tratamiento, y hay muchos recursos de la administración que pueden ayudar tanto a los niños afectados por esta anomalía como a sus familias.
¿Qué causa el síndrome de Down?
Normalmente, en el momento de la concepción, un bebé hereda información genética de sus padres en forma de 46 cromosomas: 23 de la madre y 23 del padre. Sin embargo, en la mayoría de casos de síndrome de Down el niño hereda un cromosoma de más –teniendo un total de 47 cromosomas en vez de 46. Es ese material genético adicional el que provoca las deficiencias físicas y cognitivas asociadas al síndrome de Down.
A pesar de que no se sabe con seguridad por qué ocurre el síndrome de Down y no hay ninguna forma de prevenir el error cromosómico que lo provoca, los científicos saben que las mujeres de 35 años en adelante tienen un riesgo significativamente más alto de tener un niño con esta anomalía. Por ejemplo, a los 30 años, una mujer tiene una probabilidad de concebir un hijo con síndrome de Down inferior a 1 entre 1.000. La probabilidad aumenta a 1 entre 400 a los 35 años, y a los 42 asciende aproximadamente a 1 entre 60.
¿Cómo afecta a un niño el síndrome de Down?
Los niños con síndrome de Down tienden a compartir ciertos rasgos físicos, como perfil facial plano, ojos achinados, orejas pequeñas, un único pliegue en el centro de las palmas de las manos y lengua engrosada. Por lo general, los médicos pueden saber si un recién nacido tiene esta alteración practicándole una exploración ordinaria.
El escaso tono muscular y la laxitud articular también son característicos de los niños con síndrome de Down, y, sobre todo los bebés, parecen especialmente faltos de tono muscular. Aunque es algo que puede y suele mejorar con el tiempo, la mayoría niños con síndrome de Down alcanzan los hitos evolutivos –como sentarse, gatear y andar- más tarde que los demás niños. Al nacer, los niños con síndrome de Down suelen tener un tamaño promedio, pero tienden a crecer a un ritmo más lento y acaban siendo más pequeños que los demás niños de su edad. En lo lactantes, el escaso tono muscular puede contribuir a que tengan problemas de succión y alimentación, así como estreñimiento y otros problemas digestivos. En los niños pequeños, puede haber retrasos en la adquisición del lenguaje y de las habilidades de básicas, como comer, vestirse y aprender a usar el váter.
El síndrome de Down afecta a las capacidades cognitivas de los niños de formas diferentes, pero la mayoría de ellos tienen una deficiencia mental de leve a moderada. De todos modos, los niños con síndrome de Down pueden aprender y aprenden, y son capaces de desarrollar muchas habilidades y destrezas. Sencillamente alcanzan los distintos hitos evolutivos a un ritmo diferente.
Interesante campaña en 2014 sobre el Síndrome de Down.
Derecho a la Vida Independiente, a la Igualdad, al trabajo... Enlace a la página web de la Asociación Síndrome de Down de Granada con algunos vídeos sobre esos derechos. Enlace